Otoño en Roma. Es el tiempo de disfrutar de una típica sopa: rural, sencilla, austera y, sobre todo, deliciosa. Con el frío llegan las ganas de calentarse el cuerpo con una buena y reconfortante sopa en algún restaurante o taberna típica de la capital italiana.

Comer en Roma: Sopas de otoño
A muchos le sparecerá qu eno hay nafda de extraordinario en una sopa, un plato que podemos preparar en casa. Pero en la región del Lacio la tradición de sopas sabrosas y contundentes es muy larga.
Y además se puede preparar y disfrutar sin renunciar al glamour. Ahí están por ejemplo las sopas elaborada con lentejas, champiñones y trufas negras de Umbría, o la clásica sopa farricello con queso de cabra, tocino, salchichas y tomate que las abuelas romanas preparaban hace un siglo y que hoy son un codiciado manjar.
Son las recetas inmortales de la sopa del huerto, servida con pan frito, patatas y calabacines, solo que adornadas con un gusto especial y servidas en recipientes vanguardistas y de diseño. Basta dar un paseo por el Trastevere y leer las diferentes ofertas escritas en las pizarras de los restaurantes.
Aunque en otoño se pueden encontrar muchas de ellas listas para degustar, hay que esperar al verdadero frío invernal para enfrentarse a la famosa sopa de Marche con huevo, las lentejas de Castelluccio di Norcia o la sopa de garbanzos con albóndigas de bacalao y maltagliati.
Como ves, la variedad y las posibilidades que ofrece el universo de las sopas en la capital italiana son infinitas y tes esperan como una deliciosa tentación en tus viajes de otoña e invierno. ¿Quién dijo que la gastronomía de Roma se limitaba a unos cuántos platos de pasta?