¿Un tiburón en la Fontana di Trevi? Evidentemente se trata de una broma, o tal vez no tanto. El curioso escualo que estos días ha levantado tanta expectación entre los que visitan la fuente más famosa de Roma es en realidad una aleta de juguete que han hecho flotar allí durante el flashmob organizado por Marevivo ambientalista, con el objetivo de hacer un llamamiento a los eurodiputados que esta semana serán invitados a Estrasburgo a votar en contra del «finning».
El finning (de la palabra inglesa fin = aleta) consiste en cortar solo las aletas de los tiburones y lanzar el resto del animal al mar.
Resulta que la comercialización de las aletas es muy rentable desde el punto de vista económico. Una vez que se consigue la aleta, el resto del animal ni se embarca ni se aprovecha y, de esta manera, las bodegas de los barcos tienen más espacio para acumular más cantidad de aletas.
De este modo cada año miles de tiburones mueren anualmente a causa de esta práctica brutal.
Más alarmante fue el avistamiento este verano de un escualo (esta vez real) en las playas de Ostia. Por suerte no hubo que lamentar ningún herido pero sí se temió por la seguridad de los bañistas.
También hay testimonios de quienes aseguran haber visto tiburones en el Tíber, que habrían remontado la corriente desde el mar. Así que cuando vuelvas a leer el titular «un tiburón en Roma», tal vez no sea ninguna broma.