La restauración de los viejos muros del Coliseo de Roma está deparando no pocas sorpresas. Esta semana se iniciaron los trabajos de mantenimiento destinados a limpiar la fea capa grisácea formada por la contaminación que no deja ver el rico mármol de su estructura, trabajos que han dejado al descubierto pinturas, mensajes inscritos y toda clase de grafitis de la Antigüedad.
El Anfiteatro Flavio fue construido a mediados del siglo I d.C. Entonces el color dominante era el blanco del mármol de la fachada en el que se esculpieron en rojo inscripciones técnicas para indicar la procedencia de la piedra, algo desconocido hasta hoy. Las estructuras internas alrededor de la arena, como las galerías, corredores y escalinatas, estuvieron decoradas con frescos con una increíble gama de colores: rojo y blanco, ocre, azul, rosa y diferentes tonalidades de verde.
Durante los trabajos han aflorado toda clase de elementos decorativos: palmas, flechas, coronas de laurel e inscripciones sobre el mundo de los gladiadores, además de los mencionados grafitis, testimonios de que hace dos mil años el público firmaba en las paredes: los restauradores han encontrado en ellas las firmas de espectadores y de viajeros extranjeros que acudían a presenciar los espectáculos con gladiadores y fieras en los que no faltan diseños pornográficos, como dos gruesos penes con testículos, como sucede hoy en las puertas de los baños públicos. El mundo no ha cambiado tanto, después de todo.
Como sabemos, el Coliseo es el monumento más visitado de Roma y el tercero en Europa, después de la National Gallery de Londres y el Museo del Louvre de París.. En su época ocupó parte de lo que fue el lago artificial de la Domus Aurea (Casa Dorada) de Nerón. Precisamente recibe su nombre de la presencia en sus alredeores de una estatua colosal de este emperador, de la que no queda ni rastro hoy.