Si quieres conocer la ciudad de Roma y piensas hacerlo en coche tenemos una clara recomendación para ti: quítatelo de la cabeza. El tráfico en la capital italiana ha sido descrito de muchas formas: caótico, infernal, terrible… Para meterse en este caos y salir airoso lo mejor es recurrir al transporte público.
Alquilar un coche es una opción que sólo se debe contemplar si queremos viajar fuera de Roma. Dentro de la ciudad no es nada aconsejable. Además, a la zona ZTL (zona con tráfico limitado) solo pueden acceder los residentes que tengan el permiso llamada “Permesso Centro Storico”.
Si aun así te empelas en alquilar un coche, recuerda que el único modo para acercarse al centro es siguiendo las avenidas de las orillas del río, que tienen un sentido único. Tendrás que aparcar en la calle, donde el precio de la zona azul es de 1 € por hora (de 8:00 a 20:00 h.) o bien en el parking de la Estación Termini (5 € por las dos primeras 2 h, y luego 1,50 € por hora). Otra opción son los garajes de Villa Borghese o el gran aparcamiento ubicado bajo el Gianicolo.
Aparcando en otros sitios corres el riesgo de ser multado y de que la grúa se lleve tu vehículo. Si sucediera esto, tendrías que llamar a la policía municipal que te cobrará unos 50 € + IVA por el transporte del vehículo más 5 € + IVA por cada día de depósito del automóvil. Una odisea de molestias trámites burocráticos que no deseamos a nadie. En resumen: ¿recorrer Roma en coche? No, gracias.