Una especie de pequeña Pompeya medieval unos 30 kilómetros al sureste de Roma. Eso es lo que está sacando a la luz estos días un equipo de arqueólogos de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma. Este yacimiento, que a buen seguro se convertirá en uno de los puntos de atracción para los amantes de la historia que viajen a la capital italiana, no es otro que el de Tusculum.
Hace más de dos mil años esta próspera ciudad (más antigua que la propia Roma) fue durante la época medieval un lugar muy importante y cuna de tres papas. Tal era el poder de Tusculum, un poder que recibía de su estratégica posición como cruce de caminos en el sur del Lazio.
La Roma de los papas decidió acabar con la competencia por la vía de las armas y en el siglo XII arrasó la ciudad a conciencia, logrando incluso borrar hasta el lugar exacto de su ubicación.
Por este motivo, para los arqueólogos el hallazgo de Tusculum supone un gran tesoro: la oportunidad de estudiar la evolución del urbanismo, la arquitectura y los modos de vida de sus habitantes.
El público no puede acceder todavía a las ruinas de Tusculum, pero el proyecto está en marcha: la XI Comunidad Montana del Lazio, asociación que agrupa 13 pueblos de la zona, quiere fomentar un proyecto de parque arqueológico único en Europa. De momento, trabajan allí día y noche arqueólogos italianos y españoles con modernos y sofisticados medios de investigación y con la ayuda de muchos voluntarios, sobre todo vecinos de la zona.
Cuando los trabajos finalicen, el viajero podrá descubrir una ciudad espejo de Roma, que permaneció arrasada, con sus cimientos intactos. Exactamente como Pompeya.