Ya hemos hablado de él en otras ocasiones pero nunca está de más recordarlo: si buscas la faceta más auténtica y tradicional de Roma tu destino son las estrechas calles del Trastevere que se ubica, tal y como indica su nombre, en la ribera oeste del Tíber. Nombre que viene del latín Trans Tiberis, “detrás del Tíber”.
Aquí nos encontraremos con una arquitectura muy particular y calles adoquinadas con los famosos sampietrini romanos. Esta fisonomía se la debe el barrio a sus orígenes medievales.
Se trata además de una de las zonas de ocio más importantes de a capital italiana. Aquí se concentran numerosos bares y restaurantes, siempre llenos de romanos y de turistas. El ambiente es cautivador, bohemio y relajado pero a la vez lleno de tradición y genio. Galerías de arte conviven pared con pared con restaurantes donde todavía cocina la mamma, con tiendas de souvenirs y bares de copas frecuentados por universitarios.
También en el Trastevere se ubican algunos puntos de interés como el Jardín Botánico de Roma, la colina del Janículo (excelentes vistas sobre la Ciudad Eterna), la basílica de Santa María, la Porta de San Pancrazio y la Porta Settimiana además de imponentes edificios históricos como la Villa Farnesina, el Palazzo Salviati, el Palazzo Corsini o el Museo Torlonia. A destacar también la iglesia de San Pietro in Montorio, donde según la la tradición fue crucificado el apóstol san Pedro.
Un lugar para perderse (literalmente, sus calles son un laberinto) y disfrutar de la auténtica vida romana. Imprescindible.