No es tan conocido como el Arco de Constantino pero en tu viaje a Roma, cuando visites el Foro, no deberías dejar pasar la ocasión de acercarte al otro gran arco, impresionante vestigio de la época gloriosa de la Roma imperial: el Arco de Tito, levantado hace dos mil años para conmemorar la conquista de Jerusalén.
Se trata de una maravilla arquitectónica de 15 metros de altura que tiene el honor de ser el arco de medio punto más antiguo del mundo. No alcanza las dimensiones colosales del Arco del Triunfo de París, que corona la avenida de los Campos Elíseos, pero en su época, con su ubicación dominando el Foro, corazón de la capital del imperio, y rodeado de templos y grandes edificios, debió ser una imagen impresionante.
En las caras interiores del Arco de Tito hay dos paneles con relieves. Uno de ellos nos muestra la triunfal procesión de la victoria del emperador en Judea, exhibiendo el botín saqueado del Segundo Templo de Jerusalén; en el otro se ve al propio Tito montado en una carroza y acompañado de la diosa Roma y la diosa Victoria.
Tito fue un emperador muy importante, a pesar de su breve reinado (del 79 al 81 d.C.). Fue el segundo emperador de la dinastía Flavia, iniciada por su padre Vespasiano y continuada por su hermano Domiciano el cual, según algunas versiones de la historia, fue quien se encargó de acceder al trono imperial envenenado a Tito.
En solo dos años, Tito tuvo que afrontar una serie de problemas y desgracias como emperador: la devastadora erupción del Vesubio que acabó con las ciudades de Pompeya y Herculano, un gran incendio en la propia Roma que dañó gravemente algunos edificios importantes como el Panteón de Agripa y varias rebeliones militares como la de Terencio Máximo. Hoy su recuerdo se mantiene vivo gracias a su fabuloso arco.