Es cierto: si miramos un mapa de Italia descubriremos que la capital, Roma, no es un puerto de mar, pero no por eso deja de ser una de las escalas preferidas de todos los cruceros por el Mediterráneo occidental.
En la antigüedad el gran puerto de Roma fue la ciudad de Ostia, pero hoy los barcos y cruceros atracan en Civitavecchia, situada algo más al norte y a una distancia aproximada de unos 80 km de la Ciudad Eterna. Más o menos una hora de autobus (más otra para el regreso) deja a los cruceristas un escaso margen de 5 ó 6 horas para recorrer la ciudad. Muy poco tiempo para disfrutar de tantas y tantas maravillas.
Por eso lo mejor es contratar una excursión en el mismo barco que nos asegure poder ver los principales monumentos, fuentes y plazas de la ciudad. Puede que incluso nos quede algo de tiempo para comer, pasear a nuestro aire y hacer algunas compras. No es la forma ideal de conocer Roma pero, teniéndola tan cerca, ¿quién se la va a querer perder?
Una opción a tener en cuenta es la de, una vez en Termini, montarse en el bus turístico, el número 110, que pasa por los lugares imprescindibles e incluso nos ofrece la posibilidad de bajar y montarnos en las paradas que elijamos. No hay excusas pues para recorrer el Vaticano y sus secretos, ir de compras por Via Condotti, saborear un capuccino en Piazza Navona o maravillarse ante la grandeza del Coliseo antes de emprender camino de regreso al barco.
Tú eliges las visitas y el itinerario. Solo te pedimos una cosa: no olvides arrojar la moneda a la Fontana di Trevi. Así te asegurarás tu regreso a Roma, esta vez con más tiempo para verlo todo.