La Capilla Sixtina

Construida entre 1477 y 1480 por orden del papa Sixto IV y decorada con frescos de algunos de los artistas más famosos del Alto Renacimiento, incluyendo a Botticelli, Ghirlandaio, Perugino y sobre todo Miguel Ángel, es indudable que la Capilla Sixtina es una de las grandes obras de arte de la historia de la Humanidad y una de las atracciones más visitadas por todo aquel que visita Roma y el Vaticano.

Aunque su arquitectura es notable, lo que realmente convierte a esta capilla en un lugar único en el mundo es su decoración interior, con los famosísimos frescos que cubren los muros y la bóveda del techo.

Éstos últimos en concreto son obra del genial Miguel Ángel, que trabajó durante nueve años en dos periodos para pintar sus inmortales ceraciones del temas bíblicos como el Génesis, el Juicio Final y sobre todo La Creación de Adán.

El artista, que había rechazado en varias ocasiones el trabajo ya que él se consideraba escultor antes que pintor, accedió finalmente y se entregó en cuerpo y alma a esta obra: mandó instalar un gran andamio de madera sobre el que trabajó largas horas, muchos días sin dormir y sin apenas comer. Para pintar esta maravilla Miguel Ángel se hizo servir de una técnica llamada buon fresco, que consiste en pintar sobre el yeso recién aplicado, cuando éste todavía no se ha secado por completo.

Si vas a visitar la Capilla Sixtina, algo absolutamente imprescindible en tu visita al Vaticano, deberás tener en cuenta algunas cosas:

• Siempre es mejor adquirir las entradas por anticipado, para evitar las largas colas en la entrada. Para ello lo mejor es comprarlas en la web oficial de los Museos Vaticanos.
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• El último domingo de cada mes se puede entrar gratis. La ventaja es que nos ahorramos el precio de la entrada, aunque el gran inconveniente es que la visita resultará algo más incómoda ya que muchos turistas y visitantes habrán elegido el mismo día que nosotros para ver este tesoro de cerca.

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