El domingo Roma se vistió de azul para soñar con la victoria de la selección italiana contra España en la Eurocopa 2012, pero sucedió todo lo contrario. El equipo español no solo venció sino que cosechó un resultado escandaloso, un 4-0 que sumió a los cientos de miles de tifosi en la tristeza y resignación.
El epicentro de la noche romana fue una vez más el Circo Máximo donde, seis años antes, Italia había festejado al consecución del campeonato mundial. Pero la noche del domingo esta emblemática plaza se convirtió en un mar de lágrimas, las de las cerca de 300.000 personas que se reunieron ante las cuatro pantallas gigantes.
Sin embargo, la atmósfera durante todo el día fue de fiesta. Ni siquiera el horrible calor que soporta la capital italiana estos días pudo frenar el entusiasmo de la afición azzurra. Las autoridades dispusieron grandes depósitos de agua para todo el mundo y las ambulancias y servicios médicos permanecieron alerta todo el tiempo. Por desgracia, iban equipadas con todo tipo de remedios de urgencia menos con los que pudieran consolar a los decepcionados seguidores de la selección de Italia.
Mejillas pintadas con los colores de la bandera, sombreros de bufón, pelucas y muchas camisetas azules eran parte del paisaje antes de empezar el partido: cánticos y risas que se fueron apagando poco a poco con cada gol de los españoles. Y tras el partido, el sacrilegio: cientos de turistas españoles invadiendo la Fontana di Trevi, que debió ser cerrada al público para evitar desperfectos e incidentes.
Más tarde, con resignación y espíritu deportivo, los italianos regresaron a sus casas. Felicitaciones a los campeones, la próxima vez irá mejor. Forza Italia!