La crisis galopa por toda Europa, también en Italia, la inflación crece, la prima de riesgo se dispara y el poder adquisitivo de los ciudadanos disminuye de forma alarmante. A pesar de todo esto, el ritual de lanzar la moneda a la Fontana di Trevi no solo se mantiene, sino que alcanza cifras de récord.
Se ve que pesa más la tradición o la superstición. Ya sabes: solo arrojando una moneda a la fuente más famosa de Roma nos aseguramos un feliz retorno a la ciudad. Por eso cada día se acumulan bajo el agua montañas de monedas que, recordémoslo también, están protegidas por la ley: quien sea pillado in fraganti tratando de robar monedas de la fuente es detenido y suele pasar la noche en el calabozo.
La «recaudación» diaria de la fontana di Trevi acaba en manos de Cáritas y se destina a obras sociales. Según sus datos las cifras totales muestran signos de alza. Lo que hace que sea difícil de calcular mensual es el hecho de que, además de euros, caen a la fuente otras monedas extranjeras que hay que cambiar después en el banco.
En 2011, la cifra ascendió a el 951.000 € y solo en los seis primeros meses de 2012 ya se contabilizan nada menos que 540.000 €, así que cabe esperar que este año la fuente bata su propio récord recaudatorio. El gobierno italiano ha descubierto por fin un negocio que sí funciona (si se me permite el chiste, una verdadera «fuente» de ingresos), un dinero que no le viene nada mal a las depauperadas arcas del país.