Asumen con paciencia las largas colas para visitar los museos y monumentos, los altos precios de los hoteles y restaurantes así como las carencias de saneamiento en la ciudad, pero no soporta la insistencia de los vendedores ambulantes, el caos del tráfico, la suciedad y la ineficacia del transporte urbano. Así es el turista que visita Roma.
El turismo es para Roma la principal fuente de ingresos (algo que todo el mundo sabe). Según un estudio de EURES Federalberghi, los viajeros que llegan a la Ciudad Eterna desde otros países lo hacen casi exclusivamente motivados por la inigualable oferta artística y cultural de la ciudad.
Viajando sobre todo en parejas o en familia, todos valoran muy positivamente la belleza de la ciudad y asegura que desean volver (siempre que hayan lanzado la moneda de rigor en la Fontana di Trevi, claro). Los más satisfechos son los rusos y los noruegos, mientras que los asiáticos han demostrado ser los más exigentes, y muchos de ellos regresan a sus países sintiéndose decepcionados.
Las compras favoritas de los turistas son productos de alimentación, botellas de vino y recuerdos. Parece haber consenso en la necesidad de mejorar la red de puntos de información. Los museos más visitados: el del Coliseo y los Museos Vaticanos; los monumentos y espacios urbanos preferidos: la anteriormente citada Fontana de Trevi y el impresionante Panteón y la Plaza de España.