En el año 312 d.C. Constantino I derrotó a Majencio en la batalla de Puente Milvio que ponía fin a una sangrienta guerra interna en el seno del Imperio. Años más tarde, al morir el emperador, se construyó este arco con su nombre, el último gran monumento de la época imperial que ahora podemos admirar no lejos del Coliseo, en el centro de Roma, donde en esos días se extendía la Via Triumphalis.
Se trata de una majestuosa mole con tres grandes arcos con columnas adosadas de 21 metros de alto, 25 de ancho y más de 7 metros de profundidad. Está hecho de mármol, en su mayor parte fruto del expolio de otros grandes edificios de la ciudad. Por este motivo encontramos en su decoración relieves y conjuntos escultóricos donde aparecen emperadores anteriores como Trajano, Adriano o Marco Aurelio.
Hasta hace muy pocos años el arco languidecía semiolvidado, como un monumento de segunda fila eclipsado por otras maravillas de la ciudad. Fue en la década de los 90 cuando la ciudad acometió su limpieza y definitiva rehabilitación de cara al Jubileo del año 2000.
Dicen que el hecho de que Constantino I sea considerado el primer emperador que se convirtió al Cristianismo, por cierto en su lecho de muerte, decidió definitivamente que el Vaticano se prestara a colaborar activamente en la tarea.
Sea como fuere, el Arco de Constantino brilla hoy con su antiguo esplendor y es sin duda uno de los grandes monumentos y lugares de interés de la ciudad, al menos uno de los más fotografiados debido a sus dimensiones y su grandiosidad. Al estar ubicado tan cerca del Coliseo, lo ideal es visitar ambos lugares el mismo día.
Plano de ubicación
Direccion
Entre Vía di San Gregorio y Piazza del Colosseo
Como llegar
En Metro: Colosseo, línea B. En Autobús: líneas 75, 85, 87, 175, 673 y 810.