Esquilino es uno de los barrios más emblemáticos de Roma y también el nombre de una de las siete colinas que formaron parte de la ciudad original de la época anterior a los etruscos. Este era el lugar donde se sepultaba a los esclavos, las prostitutas y los condenados a muerte, por eso su mala fama se prolongó a lo largo de los siglos llegando a ser considerado en la época medieval un lugar maldito donde se reunían las brujas y los demonios.
Pero todo cambió en 1870 cuando, con la Italia unificada, se convirtió en la zona favorita de residencia de los aristócratas. Hoy es uno de los barrios más multiculturales de la capital italiana con mucho ambiente durante el día y una gran oferta de ocio nocturno.
Lógicamente, sus calles están salpicadas de tesoros artísticos y arquitectónicos, como no podía ser de otro modo en una ciudad como esta.
Aquí se encuentran los restos de la fabulosa Domus Aurea que construyera Nerón, la Basilica de San Juan de Letrán (San Giovanni in Laterano), considerada oficialmente la Catedral de Roma y el lugar donde se ubica la sede episcopal del Obispo de la ciudad, la Basílica de Santa María la Mayor (Basilica di Santa Maria Maggiore), una de las cuatro basílicas mayores de Roma y la más grande de las iglesias dedicadas a la Virgen María en la ciudad, o la Iglesia de Santa Prudenziana.
Y no hay ni brujas ni demonios en el Esquilino, pero sí mucha animación y suficientes atractivos turísticos como para incluir este barrio en nuestra lista de paseos por Roma.