«No soy un loco suicida, sólo estoy desesperado». Ese era el discurso de Marcello Di Finizio, un empresario de Trieste que ha saltado a las portadas de los periódicos de todo el mundo después de colgarse (literalmente) de la Cúpula de la Basílica de San Pedro en Roma, dormía la cúpula de San Pedro.
Se trata de un joven empresario arruinado por una directiva europea relativa a concesiones en las zonas de litoral. Fue a visitar el templo como un turista más, se saltó los controles de seguridad y, después de descolgarse en el exterior de la cúpula, desplegó su pancarta pidiendo ayuda y criticando con dureza al primer ministro italiano Mario Monti.
Mientras los bomberos se afanan en sacar de allí a Finizio sin que haya que lamentar males mayores, el papa Benedicto XVI no ha cambiado sus planes y celebrará la audiencia general que tiene prevista frente a más de 40.000 personas reunidas en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Marcello di Finizio, obstinado, afirma que no se bajará de allí hasta conseguir una audiencia con los ministros Piero Gnudi y Enzo Moavero Milanesi. Mientras, los ecos de su atrevida protesta han llegado a toda Italia y muchos de sus compatriotas ya lo han elevado a la categoría de héroe.
Pero lo más curioso es que esta no es la primera vez que di Finizio se encarama a la cúpula de la Basílica de San Pedro, ya lo hizo el pasado 30 de junio, en aquella ocasión para protestar contra la Directiva Bolkestein de la Unión Europea. Su hazaña duró solo cuatro horas.