Muchas capitales europeas ofrecen la posibilidad de recorrer sus lugares más emblemáticos navegando por el río que las atraviesa: el Sena en París, el Danubio en Viena… Roma no es una excepción y, aunque sea una opción poco conocida para la mayoría de los viajeros, existen también magníficos cruceros por el Tíber.
Cada año unos 12 millones de turistas visitan Roma y son relativamente pocos, apenas unos 70.000, los que saben que existe una «ruta acuática», navegando a bordo de los Batelli di Roma a lo largo y ancho del Tevere.
Cada 30 minutos una embarcación parte del muelle de Castel Sant’Angelo y recorre las aguas hasta llegar a la famosa Isla Tiberina. Durante el recorrido, se ven algunos de los puntos más importantes de la Ciudad Eterna.
Se trata de pequeñas embarcaciones, todo lo grande que las dimensiones y profundidad del río permiten, que zarpan cada media hora cargados de turistas ofreciendo recorridos que oscilan entre los 40 y 60 minutos. A partir de las 7 de la tarde estos barcos amarran y se convierten en encantadores restaurantes. Solo tres días a la semana, los jueves, viernes y sábados, se puede disfrutar de una cena típica romana mientras se navega por el Tíber.
En invierno las frecuencias de estos cruceros son menores, no solo por el descenso de turistas sino por las cambiantes condiciones del cauce y caudal del río.
Además, en los últimos años también existe la posibilidad de adquirir billetes «Hop on, hop off» que permiten al viajero utilizar estos barcos y subir y bajar en las paradas que deseen. Ahí lo tienes: una manera distinta de conocer Roma: navegando por el Tíber.