Para la Exposición Universal Romana (EUR) del año 1942, el entonces dictador Benito Mussolini proyectó convertir un suburbio de la capital italiana en un escenario épico y teatral con el que deslumbrar al mundo. La cita, que debido a la guerra no se pudo celebrar, tenía como fin conmemorar los 20 años del régimen fascista.
Han pasado más de 70 años y los monumentos del EUR siguen en pie en toda su espeluznante gloria. Si hay que destaca un edificio por encima del resto, este sería el Colosseo Quadrato, sede actual del Palazzo della Civiltà Italiana.
Inspirado en la arquitectura clásica de la Antigua Roma, de la que Mussolini se proclamaba heredero, el Colosseo Quadrato comparte con su «pariente» el Coliseo una serie de galerías superpuestas, que se muestra en una fachada con seis hileras de nueve arcos cada una. Dice la leyenda urbana que estos números se corresponden con el número de letras en el nombre de Benito Mussolini: «Benito» que tiene seis letras y «Mussolini», nueve.
El palacio está completamente revestido de mármol travertino, algo característico en todos los edificios del EUR. Se trata de un paralelepípedo de base cuadrada, con seis niveles se elevan por encima de un podio. La escala es imponente: la base tiene una superficie de 8.400 metros cuadrados, y el edificio cuenta con 205.000 metros cúbicos de volumen con una altura de 68 metros.
Hoy el EUR es solo un barrio más de Roma. Muchos de los edificios sin terminar fueron completados y convertidos en oficinas públicas. Solo el Colosseo Quadrato mantiene su forma original.