Es bien cierto aquello de que en ocasiones la realidad supera la ficción. La última historia así lo confirma, una trama digna de novela de espías que ha sacudido estos días los cimientos del Vaticano y de la que nadie en Roma puede evitar hablar. Su protagonista: Paolo Gabriele, un laico que vive en la Santa Sede y trabaja como mayordomo del Papa.
Gabriele fue arrestado esta semana acusado de un presunto delito de espionaje. Al parecer, este hombre de confianza del Benedicto XVI habría filtrado importantes informaciones y documentos internos del Vaticano que pondrían en jaque la seguridad y la imagen del pequeño pero poderoso estado. Esta es la versión oficial que el portavoz vaticano Federico Lombardi facilitó a los medios.
Hasta hace unos días, era muy común ver a Gabriele en público junto al pontífice, sentado junto a él en su jeep descapotado y cerca del Santo Padre durante las audiencias generales papales.
El escándalo llega en el peor momento para el Vaticano, ahora que se está tratando de demostrar a la comunidad financiera mundial sus esfuerzos por dejar de ser un paraíso fiscal y ha hecho alarde de total transparencia en sus últimas actuaciones. Por si esto fuera poco, hace solo unas semanas que apareció un controvertido libro del periodista Gianluigi Nuzzi bajo el título «Su Santidad» donde se reproduce una serie de cartas confidenciales entre Benedicto y su secretario personal. Un libro que el Vaticano ha calificado de «criminal».
Así de revueltas bajan las aguas del Vaticano. Un rosario de escándalos que le dan un punto extra de interés a cualquiera que viaje a Roma estos días.