Roma está llena de tesoros escondidos como el pequeño Templete de San Pietro in Montorio, con su peculiar planta redonda y una curiosa mezcla de referencias clásicas y proporciones elegantes. La leyenda dice que fue la fuente de inspiración de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. También cuenta la tradición que éste fue en el lugar donde San Pedro fue crucificado.
Construida en el siglo XVI en la ladera oriental del Gianicolo esta magnífica iglesia alberga una asombrosa colección de arte renacentista, incluyendo frescos de los grandes maestros italianos y una capilla totalmente diseñada por Gian Lorenzo Bernini.
Sin embargo, el verdadero tesoro se encuentra en el claustro exterior, donde se ubica el templete justo en medio de la plaza rectangular de la iglesia. Fue levantado por encargo del rey Fernando bajo el diseño y dirección de Donato Bramante y buscando como modelos los edificios de la Antigüedad, aunque con columnas de orden toscano, como el Templo de Vesta o el mismísimo Panteón, que aun podemos admirar hoy en nuestro viaje a Roma.
Visitar el templete es echar una mirada a la arquitectura y la cultura de antiguos romanos y griegos, una obra bella y armónica que le hicieron ganarse rápidamente los elogios de los críticos contemporáneos y artistas como el mismísimo Giorgio Vasari.
Pero también los críticos modernos ven el templete como el prototipo de la mayor basílica de San Pedro, una muestra de arquitectura de precisión y de las influencias multiculturales del esplendor del Renacimiento.