Con tantas maravillas que esconde la ciudad de Roma, la mayoría de los viajeros se pierden muchos de los lugares bellos e interesantes que se sitúan en la región del Lacio, a escasa distancia de la capital italiana. Uno de ellos es la pequeña localidad de Castel di Tora, a orillas del lago de Turano, escondido entre bosques.
Una impresionante fortaleza, construida en el borde de un acantilado, domina el pueblo. Se trata de una robusta construcción medieval, el último vestigio de los grandes muros que rodeaban toda la aldea.
Pasear por estas calles empedradas es toda una experiencia, lejos del bullicio y las masas de turistas de la ciudad, visitando el Palacio del Drago y el barrio de Antuni, en la pequeña península que se proyecta hacia el lago.
En algunas de las calles principales son todavía visibles las columnas romanas, así como los frisos e inscripciones latinas en los muros exteriores de la iglesia. Ajenos a estos tesoros históricos, los vecinos de Castel di Tora siguen con sus quehaceres diarios, tal vez poco conscientes de que viven en un lugar privilegiado lleno de historias y recuerdos.
Además de todo esto, en las granjas de los alrededores y la pequeña bottega de la localidad se pueden comprar los productos más típicos y deliciosos de la región: judías y otras legumbres, quesos de cabra y de vaca, espelta, trufas, setas y las truchas del lago.
Obviamente, la gastronomía local es un fiel reflejo de toda esta riqueza. No podemos dejar Castel di Tora sin probar el polentone acompañado de arenque o bacalao, o los striglizzioli, los fideos tradicionales hechos a mano.