Cuando pensamos en Catacumbas de Roma la mente nos traslada dos mil años atrás en la historia, a la época de las persecuciones contra los primeros cristianos por la capital del imperio. Pero hay catacumbas más recientes, como la que mandó construir Benito Mussolini en 1942 bajo el suelo de la capital de Italia, para refugiarse de los bombardeos aliados.
Mussolini inició la construcción de un búnker antiaéreo bajo el Palacio Venecia, en el corazón de la capital italiana. Sin embargo, nunca llegó a entrar en él ya que fue arrestado sólo once días después de finalizar las obras de su guarida subterránea, que fue sellada para siempre.
Nadie sabía dónde se ubicaba el búnker de Mussolini, incluso muchos pensaban que era solo un mito, pero en el año 2010 fue descubierto de forma casual por unos técnicos del ayuntamiento: una pequeña trampilla, cubierta de escombros, daba acceso al final de un angosto pasillo a una habitación de unos 80 metros cuadrados reforzada con hormigón armado y situada a casi 20 metros por debajo del nivel de la calle.
Este mes de abril la «catacumba de Mussolini», como ya ha sido bautizada por los romanos, se ha abierto por fin al público dos años después de su descubrimiento y 70 años después de su construcción.
No es el único refugio antiaéreo excavados por Mussolini en la capital italiana, se conocen al menos dos más: uno en Villa Torlonia, donde el Duce tenía su residencia oficial, y otros bajo el Palazzo degli Uffici en el EUR, el fallido barrio monumental a mayor gloria del fascismo situado a las afueras de Roma.