Dentro del rico y enorme legado arqueológico que encontramos en la ciudad de Roma merece atención especial la Columna de Trajano, levantada en el año 114 d.C. para celebrar la gloria militar de este emperador y su conquista de la región de Dacia, la Rumanía actual.
Situada en pleno Foro Romano, esta es una de las columnas más antiguas que todavía se conservan en pie. Fue erigida por orden del propio emperador, un monumento a sí mismo. Tiene 30 metros de altura y está compuesta por 18 bloques de precioso mármol de Carrara.
Lo más destacado de este impresionante monumento y documento histórico es el friso escultórico que lo rodea, donde se narra la victoriosa campaña de Trajano y sus legiones como si de un gigantesco comic de la Antigüedad se tratara. Además, gracias al ancho diámetro de la columna en el interior hay una angosta escalera por la que se sube hasta un pequeño y antiquísimo mirador. Esto es algo que incluso muchos romanos desconocen.
No queda ni rastro de la gran estatua de Trajano que originalmente coronaba la columna. La estatua del pagano emperador fue sustituida en el año 1588 por otra de San Pedro (la que se ve en la actualidad), por orden directa del Papa Sixto V. Al menos la columna ha conservado su nombre y lso frisos siguen contando la historia de la conquista de Dacia hace más de 1.900 años. Un pequeño consuelo para la memoria de este gobernante de origen hispano bajo cuyo mandato el Imperio alcanzó su mayor extensión.