A la sombra de los magníficos vestigios del Coliseo o el Foro Romano encontramos en Roma numerosos monumentos que reflejan el brillo de gloria imperial. Uno de ellos es la Porta Maggiore, unos arcos que fueron adosados a la muralla de la ciudad por el emperador Claudio en el año 52 d.C.
Sobre la puerta, bajo la cual se pueden ver los restos de la antigua calzada romana, encontramos los restos de los dos grandes acueductos que transportaban agua ala ciudad: el Acqua Claudia y el acueducto de Nerón, si bien en realidad por sus conductos confluían las aguas de los seis acueductos que abastecían de agua ala ciudad en su época de mayor auge.
Dos vías se internaba en la capital del imperio bajo los arcos de la Porta Maggiore: la Via Labicana y la Via Praenestina, que conectaba Roma con la localidad de Praeneste, la actual Palestrina, por eso también se conoce esta puerta con el nombre de Porta Praenestina.
Si viajas a Roma y eres un apasionado de la historia, aunque no te bastarán los días para conocer todos los tesoros que esconde la Ciudad Eterna, te recomendamos acercarte a la Porta Maggiore, cerca de la cual se halla también la famosa Tumba del Panadero, uno de los vestigios más curiosos de la Roma del siglo I d.C.
Para llegar a la Porta Maggiore, situada en la plaza del mismo nombre, hay que tomar el autobús, líneas 3, 5, 14 y 19. El acceso es completamente gratuito.