Cuando visitamos por primera vez Roma nos afanamos, casi nos obsesionamos, con cumplir religiosamente con todas las visitas obligadas, los grandes y más famosos monumentos de la Ciudad Eterna: el Coliseo, la Capilla Sixtina, la Fontana di Trevi, la Piazza Navona, la Piazza di Espagna…
Sin embargo, cuando se trata de la segunda o la tercera visita, o todos los viajes sucesivos que uno hace a Roma (siempre que haya arrojado la moneda de rigor a la Fontana di Trevi, claro), las cosas son más calmadas y tenemos se tiene la oportunidad de mirar Roma con otros ojos, descubriendo una ciudad maravillosa invadida y embellecida por innumerables obras de arte.
Es la ocasión de recorrer la Roma artística de la mano de genios como Caravaggio, Bernini o Miguel Ángel.
Una visita ideal para nuestra ruta es la Iglesia de Santa María degli Angeli, que Miguel Angel transformó en templo por orden papal; muy cerca de allí se levanta la Iglesia de Santa María della Victoria, que alberga la escultura más espectacular y desconocida de Bernini, el Éxtasis de Santa Teresa; otra iglesia que no nos podemos perder es la de San Luigi dei Francese, donde podemos exhiben tres famosos lienzos sobre el evangelista San Mateo pintados por Caravaggio.
También en la calle encontramos maravillas inesperadas de la Roma artística, como la pequeña escultura del pequeño elefante de piedra de la Piazza della Minerva, deliciosa obra de Bernini más conocida como il Pulcino della Minerva y poco conocida incluso para los propios romanos.