Hoy traemos una visita muy especial para tu viaje a Roma, una mirada fugaz a la parte más misteriosa y legendaria de la ciudad: el Lacus Curtius, una gran losa circular de piedra que se encuentra en el centro del Foro Romano y que a muchos pasa desapercibida. Aquí situaban los antiguos una entrada al Infierno.
Los detalles sobre el Lacus Curtius, como su origen y su significado, se han perdido en las brumas del tiempo. Incluso en la época republicana tardía, hace unos dos mil años, estos detalles eran ya turbios. Se sabe, eso sí, que hubo una familia patricia romana conocida como Gens Curtia que probablemente estuvo relacionada con este inquietante lugar.
El historiador Tito Livio relata una curiosa leyenda: un oráculo predijo la caída de Roma, que solo podría sobrevivir a costa de sacrificar aquello que más quería. Un siniestro agujero se abrió entonces en el corazón de la ciudad, dispuesto a aceptar el sacrificio. Marcus Curtius reconoció que lo más querido de Roma eran sus soldados valientes jóvenes y así, vestido con armadura de combate, montó en su caballo y se arrojó al pozo. El valiente romano murió, pero Roma se salvó.
No es la única leyenda pero sí la más famosa, refrendada por un relieve hallado en el Foro donde se ve a Curtius afrontando su destino.
Sin embargo, aunque sea decepcionante para muchos, no hay ninguna puerta al inframundo aquí. El Foro se construyó en el siglo VII a.C. tras drenar una zona pantanosa. Después fue pavimentado. La losa de piedra que sella el pozo es una tapa de alcantarilla ignorada por la mayor parte de turistas que viajan a Roma. Menos para los que han leído este post.