La estatua de Juan Pablo II ha cambiado su rostro. Todo para acabar de una vez por todas con la controversia desatada desde que fue inaugurada, ya que muchos devotos se sentían molestos con la creación del maestro Rainaldi, debido a que el rostro de la estatua no se parecía en nada al de Wojtyla, el papa Juan Pablo II.
Así que el próximo 1 de octubre, los romanos y los turistas que viajen a Roma podrán comprobar de primera mano el resultado de estos trabajos de remodelación. La cara anterior fue fundida y reformada completamente, buscando reproducir los gestos faciales del papa polaco con la mayor fidelidad posible.
Los ajustes han sido significativos en toda la escultura: el manto se ha estrechado y los reflejos verdosos de la superficie se han eliminado, devolviendo a la obra su color original broncíneo. En solo unas semanas la obra regresará a su emplazamiento en la Piazza dei Cinquecento, donde le espera su pedestal de mármol, que para la ocasión se iluminará con grandes focos LED que permitan a lso visitantes observar de cerca los detalles.
Para rematar, se ha instalado alrededor un pequeño jardín y un lecho de rosas y violetas, además de un espacio dedicado a los fieles donde se pueden depositar peticiones y plegarias escritas. Un monitor y tres cámaras de HD vigilará durante las 24 horas del día esta obra de arte para evitar actos de vandalismo.
Ahora que Roma se rceoncilia con Juan pablo II, es el turno del homenaje al Padre Pío. La idea es erigir una estatua del santo de Pietrelcina de enormes proporciones en alguno de los suburbios de Roma.