Quién iba a decir hace solo unos años que hablaríamos de la capital italiana como «Roma, ciudad de las bicicletas». Pero habrá que enterrar para siempre la mala fama de la ciudad como un caos de tráfico y polución. los datos no dejan lugar a las dudas: el 4% de los romanos usa ya la bicicleta como medio habitual de transporte, diez veces más que hace solo dos años.
Este incremento se produce a pesar de la ausencia de políticas para promover el ciclismo, por lo que el número podría llegar a multiplicarse aun más.
El ayuntamiento de la Ciudad eterna se ha puesto a trabajar en ello, con proyectos como el de limitar la velocidad en el centro a solo 30 kilómetros por hora o instalar semáforos con preferencia de paso para ciclistas.
La mayor parte de los usuarios habituales de las bicicletas, los auténticos ciclistas urbanos, se encuentra ubicada en el casco histórico de la ciudad, donde el tráfico es más intenso y dificultoso. Moverse en coche puede ser una verdadera locura, y el transporte público no es siempre fiable, así que la bicicleta se convierte en una solución al alza.
Puede que parte de esta «explosión ciclista» en Roma sea culpa de la asociación #SALVAICICLISTI, que desde hace años organiza manifestaciones en las grandes ciudades italianas (en Roma fue especialmente multitudinaria la del año pasado en los Foros Imperiales) para promover el uso de la bicicleta como medio de transporte ecológico.
Es un hecho que que usar el coche en la ciudad es un obstáculo, mientras que desplazarse en bicicleta es una opción más saludable y sana. Los romanos parecen haber dejado de lado su indolencia tradicional y comienzan a moverse en bicicleta, incluso en ausencia de políticas específicas.
Los beneficios son evidentes: las estimaciones indican una reducción de alrededor del 15% por ciento de los contaminantes causados ??por el uso de medios de motor, mientras que en términos económicos, se podría llegar a la cifra de 607 millones de euros anuales de ahorro en costes de transporte público.