Podemos recorrer roma en plan ecológico (en bicicleta) o deportivo (caminando), pero la forma más genuina de moverse por Roma, saltar de plaza en plaza y de monumento en monumento es montados en una moto, si es posible una clásica vespa, emulando a Gregory Peck y Audrey Hepburn en la película «Vacaciones en Roma».
Para los amantes del cine, se trata de algo más que un medio de transporte y alcanza la categoría de mito. Roma + moto, una exitosa combinación que también hemos visto en Diario Íntimo (1992), de Nani Moretti.
Al igual que otras ciudades europeas, Roma tiene restringido el acceso de los coches al centro histórico. Al conductor se le ponen toda clase de trabas: falta de aparcamientos, vías prohibidas, áreas peatonales, controles de policía… Sin embargo, no hay problema para scooters y similares, vehículos más ágiles para moverse por la jungla del tráfico romano.
Viajar en moto por Roma en un día soleado es un placer indescriptible, aunque para los no habituados a los modos de conducción italianos puede ser también una verdadera pesadilla. Una vez que uno se adapta a las «reglas no escritas» del tránsito de la capital italiana, ya no hay problema.
Un paseo en moto por Roma debe finalizar en Cinecitta, a 10 km del centro. Un debido homenaje al mito cinematográfico de Roma en moto, no sin antes acercarnos, sobre dos ruedas, a los grandes lugares de la Ciudad Eterna, del Vaticano al Coliseo, pasando por Piazza Navona (surcada siempre por un enjambre de motos) y la Fontana di Trevi, siempre desde una perspectiva diferente y con el viento en la cara.