La ciudad de Roma redobla los contingentes de las fuerzas de seguridad y de los servicios públicos durante estos días en previsión de una auténtica avalancha de visitantes, fieles, peregrinos y curiosos en general, que desean asistir al último Angelus del papa Benedicto XVI, antes de su retirada definitiva.
Este acontecimiento, para el cual se espera un auténtico «llenazo» en la Plaza de San Pedro, requiere un impresionante despliegue de recursos tanto para el gobierno italiano como para el del Estado Vaticano.
El evento tendrá lugar el próximo 27 de febrero. Para que todo salga bien el Capitolio prepara una organización similar a la de la beatificación de Juan Pablo II. La Plaza de San Pedro se dividirá en dos sectores, uno dedicado a las diferentes personalidades internacionales que asistirán, y otro más amplio para los numerosos fieles que viajarán a Roma en estos días.
Un despliegue de medios espectacular
Más de un centenar de ambulancias, dos grandes carpas sanitarias para primeros auxilios, más de 300 voluntarios de protección civil y un número indeterminado de agentes del orden (policías de uniforme y de civil) velarán por el buen desarrollo de la ceremonia y se ocuparán de resolver cualquier incidente que se produzca.
Los principales accesos a la Plaza de San Pedro se cerrarán al tráfico rodado a la vez que se implantará un servicio especial de autobuses además de las dos líneas clásicas 64 y 40 y la línea A del metro disfrutará de más frecuencias.
Para el próximo domingo estarán disponibles también 22 autobuses para transportar a personas con discapacidad: 10 que conectarán Termini a la Plaza de San Pedro del Vaticano y 6 que lo harán desde las estaciones Tiburtina y Ostiense respectivamente.