Cuando viajes a Roma, además de mirar al frente y al cielo en busca de monumentos y maravillas, recuerda también dirigir tus miradas al suelo que pisas, donde se encuentran los humildes sampietrini o adoquines romanos, que muchos turistas irresponsables se llevan a casa en la maleta como recuerdo.
Pero además hay un nuevo motivo para que mires al suelo de Roma: los Stolpersteine??, los «tropezones» que el artista alemán Gunter Demnig colocó en las calles del centro de Colonia en 1995 y que ahora llegan a Italia.
No son simples hitos decorativos: estos adoquines metálicos pretenden ser un recuerdo de la barbarie que la ideología nazi desató en casi toda Europa. En los últimos meses 191 de estos Stolpersteine han sido instalados en Roma, justo en frente de las casas en las que vivían algunos de los italianos deportados a los campos de exterminio nazis.
Dos se han colocado estos días delante de la prisión de Regina Coeli, en memoria de dos presos políticos Jean Bourdet y Paskvala Blazevic. El mismo Demnig ha viajado a la Ciudad Eterna para estar presente en el acto de instalación de estas piedras en diversos puntos de la capital italiana. Los adoquines tienen los nombres grabados, además de otros datos como la edad y la fecha y lugar de la deportación y, si se conoce, también la fecha del fallecimiento. Un rompecabezas de la memoria compuesto por de más de 40.000 piezas dispersas por toda Europa.