Vigna Randanini es una de los siete catacumbas judías en Roma, y una de las únicas dos que están abiertas al público. Fueron descubiertas entre la vía Appia Pignatelli y la via Appia Antica en el año 1859. Este cementerio subterráneo cuenta con tumbas excavadas en la roca volcánica y están onamentadas con elementos decorativos, como flores y animales, así como símbolos judíos religiosos, como el Arca de la Alianza y el candelabro de siete brazos.
Como en el caso de las catacumbas cristianas de Roma, éstas también se pueden visitar, aunque nunca en grupos superiores a doce personas y siempre en el primer lunes de cada mes. Hay que reservar con mucha antelación.
Un custodio se encarga de abrir las puertas y acompañar a los visitantes a través de las galerías subterráneas. A l ahora de la visita hay que tener en cuenta que la catacumba no tiene un sistema de iluminación permanente: es responsabilidad del visitante para llevar linternas o lámparas. El límite del tamaño del grupo indicado anteriormente es reducir al mínimo el riesgo de lesiones y disfrutar de la visita sin riesgos.
El itinerario se inicia desde el mausoleo exterior en la via Appia Pignatelli y continúa a través de varias de las galerías más amplias hasta llegar a las áreas que contienen las tumbas kokhim tumbas y los cubicula pintados. Hay una segunda entrada cerca del nº 110 de la vía Appia Antica.
Los tesoros arqueológicos que fueron hallados en Vigna Randanini se encuentran repartidas en varias colecciones dentro y fuera de Roma (el Museo Nazionale Romano, los Museos Capitolinos, el Museo de Berlín, el Museo Judío de Nueva York y el Museo Ashmolean de Oxford entre otros).
La Soprintendenza Archeologica di Roma y la Comisión Pontificia de Arqueología Sagrada exponen una amplia muestra fotográfica de todo esto en la entrada de la catacumba.